29 abril, 2024

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Cristina Jiménez, psicóloga y especialista en psicología de la alimentación ofrece una entrevista

7 minutos de lectura

En las últimas décadas, se ha registrado un aumento de los trastornos vinculados con la alimentación a nivel global, sobre todo en niños y adolescentes. De esta manera, se reafirma la importancia de la psicología de la alimentación como una forma entender el modo en el que las personas se relacionan con la comida para identificar las causas que generan malestar y que pueden derivar en conductas poco saludables. En este escenario, la psicóloga Cristina Jiménez se ha posicionado como una referente en la materia gracias a un enfoque integrativo y a la posibilidad de trabajar en conjunto con una profesional especializada en nutrición.

¿Cuándo se despertó tu interés por la psicología?

Desde jovencita me ha interesado la forma de pensar y actuar de la gente. Recuerdo que jugaba a imaginar que la mente de cada persona era como una emisora de radio que sonaba dentro de ellos y que lo que pensaban eran los diferentes programas o anuncios. Intentaba, a través de la observación, adivinar qué estaban escuchando en esos momentos. Podría decir que mi curiosidad, me llevaba a observar y analizar la manera en la que cada persona contemplaba su realidad. Eso no solo me divertía, sino que me hizo darme cuenta de que tenía una mirada neutral y empática, algo muy importante para poder conectar y acompañar. 

¿Qué te llevó a especializarte en psicología de la alimentación?

Dicen que las experiencias personales pueden convertirse en una gran motivación para ayudar a los demás. En mi caso así ha sido.

Durante mi adolescencia, después de la separación de mis padres, padecí anorexia. Esta vivencia me ha permitido tener una comprensión profunda de los trastornos de la alimentación y me ayuda a conectar con las personas que vienen a mi consulta

¿Qué enfoque utilizas a la hora de abordar pacientes con trastornos alimenticios?

Tengo un enfoque integrativo, donde integro mente, cuerpo, emoción y espiritualidad. Desde mi punto de vista, la persona es mucho más que un comportamiento, más que un pensamiento, emoción o un cuerpo. Somos la suma de todo. Integrar todo lo que forma parte de nosotros es clave para nuestro autoconocimiento y transformación. 

¿En qué consiste la psiconutrición?

La psiconutrición o psicología de la alimentación es la ciencia que estudia la forma en la que nos relacionamos con la comida no solo desde nuestros hábitos de alimentación, sino tenido en cuenta el contexto sociocultural, familiar, relacional, el cuerpo y conducta. Y cómo todo ello repercute en la manera de elegir ciertos alimentos y relacionarnos con ellos. 

Este abordaje implica la colaboración de forma conjunta y coordinada de un profesional de la nutrición y un profesional de la psicología. 

Desde este ámbito, se aborda el hambre emocional no como enemiga, sino como una llamada del cuerpo que trata de decirnos algo, pues el alimento cumple más que la función de nutrirlo, guía nuestro equilibrio emocional. Atender el hambre y darle sentido a la forma en la que comemos y como lo hacemos ayuda a comprender las necesidades que tenemos para poder satisfacerlas de una manera sana y adaptativa. 

 ¿Qué pueden lograr los pacientes mediante este abordaje?

Son muchos los logros que pueden conseguir gracias a este abordaje, entre ellos: lograr un mayor autoconocimiento y comprensión de la forma de relacionarse con la comida y su cuerpo; reducir la ansiedad por la comida y sentimiento de culpa al comer; comer sin normas, restricciones ni prohibiciones; superar el miedo a la báscula y a conocer su peso; conseguir unos hábitos de alimentación alineados con lo que su cuerpo necesita; comprender lo que te lleva a evitar comer o hacerlo compulsivamente.

¿Cuándo y por qué debería una persona asistir a tu consulta ante este tipo de trastornos?

Empezando por el cuándo, la primera señal es la presencia de sufrimiento. 

Hay situaciones que generan ansiedad, miedo, preocupación o tristeza. Cuando no las reconocemos o no sabemos cómo hacerlo, pueden desarrollarse conductas adictivas, obsesivas y compulsivas, con el intento de calmar el malestar. Entre algunas, el uso de la comida puede ser una de ellas.

Si la persona observa que está presenciando una mayor ansiedad por la comida o de lo contrario, hay un rechazo o miedo a comer, si la restricción, la prohibición de ciertos alimentos están muy presentes en sus vidas o la culpa y la vergüenza por comer o su cuerpo son difíciles de gestionar hay un gran sufrimiento interno. Pues esto está condicionando su estado de ánimo y limitando hacer lo que realmente siente, deja de ser libre. 

El “yo puedo salir sola de esto” no ayuda, ya que es un proceso que genera mucho desgaste físico y emocional. Por ello se necesita mucho apoyo. Pedir ayuda facilita el camino de recuperación, es lo que suaviza el sufrimiento en este duro camino.

¿Por qué motivo decidiste trabajar conjuntamente con una nutricionista-dietista?

La psiconutrición combina el trabajo de ambas disciplinas, nutrición y psicología. Trabajar en equipo facilita tener una mirada más integrativa y amplia al mismo tiempo que permite que cada profesional pueda trabajar su especialidad para alcanzar una alimentación sana a nivel físico, social, mental y emocional de manera sostenible y a largo plazo. 

¿Cuál es el objetivo del taller de aceptación corporal?

El objetivo principal es empezar el camino de abrazar el cuerpo que tienes, comprender su historia y aceptarlo, lo que no significa que tenga que gustarte, pero sí disminuir los esfuerzos por cambiarlo. Entre otros objetivos serían: pasar de no querer mirarte en el espejo a poder sostener más amablemente la mirada en las partes de ti que te desagradan; de sentir vergüenza y rechazo hacia tu cuerpo a poder honrarlo y valorarlo; de ocultar tu cuerpo a vestir la ropa que te gusta y te hace sentir más cómoda; de castigar tu cuerpo a sentir gratitud por todo lo que hace por ti.

¿Puede una persona con un cuerpo normativo padecer un TCA (Trastorno de Conducta Alimentaria? 

Sí, por su puesto. Un trastorno de la alimentación va más allá del peso y forma del cuerpo. Erróneamente, se asocia un problema en la conducta alimentaria cuando este es visible a la vista, es decir, cuerpos que médicamente corresponden a un “peso bajo” o “peso elevado” según los estándares del IMC (Índice de Masa Corporal). 

Es peligroso y no profesional tener esta visión, pues hay personas que sufren discriminación en el diagnóstico y tratamiento. Además de incrementar las consecuencias y el riesgo de las complicaciones del trastorno alimentario si se ignora el intenso sufrimiento que la persona está atravesando si se contempla solo el tamaño del cuerpo. 

En este punto es importante tener en cuenta que un trastorno alimentario es la forma en la que una persona ha podido aprender a protegerse de una realidad que está siendo dolorosa o dañina para ella. Una manera de poder hacer frente a un conflicto interno, y es en este foco donde hay que poner la mirada, no solo en el físico.

¿Cómo puedo ayudar si una persona cercana o padece un TCA?

Ofrecer ayuda a una persona con trastorno alimenticio no siempre es fácil. En un principio puede haber negación y mucho rechazo a recibir ayuda. En este aspecto, la paciencia y compasión, son los mayores aliados que pueden ayudarte para poder acompañar. Algunos consejos prácticos: 

Infórmate y explora sobre qué es un trastorno de la alimentación, su función, los tipos, tratamiento, etc. Si puedes contactar con un profesional que te ayude a entender te sería de gran ayuda. Cuanto más comprendas, más fácil será poder acompañar. 

Escucha y no juzgues. Ofrece un lugar seguro y comprensivo donde la persona pueda sentirse libre de juicios para poder expresar cómo se siente y hallar consuelo. No fuerces la conversación respeta su momento y cuida el lugar donde poder hablarlo. 

Valora su esfuerzo sin comparar ni exigir. Cada persona tiene su ritmo y hay que respetarlo. 

Anima y apoya para que pueda buscar ayuda profesional. 

Evita hacer comentarios sobre su apariencia física o tamaño de su cuerpo.

No intentes ser su terapeuta o hacerte cargo de todos sus problemas y de la situación. Igual que la persona no puede ni debe hacerlo sola, tú tampoco. Apóyate en personas de confianza y que te brinden su sostén. 

¿Qué proyectos tienes pensados para el futuro? 

Acabo de abrir un centro de psicología en Santa Cruz de Tenerife junto a mi hermana, Beatriz Jiménez, mi proyecto ahora es darle espacio a lo presencial y poder hacer terapia grupal y talleres enfocados a la aceptación corporal. Un proyecto que me hace especial ilusión. 

Con una experiencia personal y profesional que le ha permitido comprender que la comida funciona como una guía hacia el camino del entendimiento de las necesidades que la persona necesita satisfacer, Cristina Jiménez ofrece un acompañamiento profesional durante todo el proceso para que sus pacientes puedan transitar y darle sentido a lo que están sintiendo.