16 abril, 2024

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Almeida salva la ‘maglia rosa’ tras el ataque de Kelderman en la última cima antes de los Alpes

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El portugués, sin auxilio de sus gregarios, sufrió en la subida a Piancavallo, donde venció el británico Tao Geoghegan. Pello Bilbao pierde la tercera plaza de la general.

Llegó la alta montaña y la general del Giro comenzó a despejarse. La criba de Piancavallo, aperitivo de los Alpes, dejó una clasificación más nítida. El ascenso al puerto 14 kilómetros de longitud y 7,8% de desnivel medio, fue un buen aperitivo para la tremenda semana que queda por delante, con montañas nevadas y una climatología adversa. Algo que, de momento, no le preocupa demasiado a Joao Almeida, el líder que hoy, en un admirable ejercicio de resistencia, supo aguantar la privilegiada posición tras un ataque de Kelderman. Una jornada en la que Pello Bilbao, sufrió para soportar la aceleración de los más fuertes. El vasco perdió la tercera plaza en beneficio de Tao Geoghegan, vencedor del día, que se soldó a la rueda del alemán para superarle en los últimos 200 metros. [Narración y clasificaciones]

Piancavallo, un lugar de grato recuerdo para el ciclismo español, ahí se impuso Mikel Landa en la edición de 2017, un triunfo que entonces le valió para consolidarse como mejor escalador de la ronda italiana, fue el colofón de una cita con constante batalla, con escaramuzas de aventureros, como Samitier , Vilella, Dennis o De Gendt, y problemas para algunos candidatos. Pozzovivo sufrió una avería mecánica que le obligó a un esfuerzo extra para conectar con el grupo de los mejores de la general. Nibali se quedó sin dos escuderos importantes: Ciccone y Brambilla. Caídas de Edet y Narváez. Mientras, el Sunweb de Kelderman apretó para desgastar a Almeida y neutralizar a los fugados, que en la penúltima subida disponían de una ventaja de cuatro minutos. En el ascenso a Piancavallo asumió el mando el Astana, pero pronto cedió su líder, Fulgsang, también claudicaron Nibali y Pello Bilbao. El siciliano y el vasco hicieron grupeta junto a Konrad para perder los menos posible. El líder, Almeida, aguantaba a falta de nueve kilómetros para la cima, pero dos kilómetros después perdió contacto con el alemán, con su escudero Jai Hindley y a con Tao Geoghegan. El luso supo dosificar los esfuerzos. Sólo, sin gregarios, resoplando, con la lengua afuera, soportó el castigo. Escaló sin perder la compostura, viendo en la distancia a los fugados. Admirable el portugués, un tipo polivalente, que a falta de 2,7 kilómetros perdía medio minuto. Kelderman, siempre precedido de Hindley, subía a tren, sin aceleraciones bruscas. Limando progresivamente los 56 segundos de renta que perdía con el portugués antes del comienzo de la etapa. El holandés, al que le faltó dar un definitivo golpe de autoridad, superó al líder en 37 segundos, que sumados a la bonificación, se queda a sólo 15 segundos del liderato. La cabeza, apretadísima, con Geoghegan a la expectativa.

Hoy y mañana, nueva tanta de controles PCR, que se darán a conocer antes de la salida del martes, en Udine y con llegada en San Daniele del Friuli. Una aluvión de positivos podría provocar la conclusión precipitada de la carrera, algo que disgustaría a Mauro Vegni, director de la Corsa Rosa. Una circunstancia que castigaría al ciclismo y que encumbraría como vencedor accidental al sufrido Almeida. Pero eso son suposiciones, hipótesis poco deseables.